OTROS SERVICIOS

MUERTE EN CASA

Cuando un familiar muere en su casa… ¿qué deberías hacer, limpiarla o transitar el duelo acompañado de los tuyos?

Esta historia es real:

Marta tenía muy buena relación con su padre y solía ir a verlo los fines de semana.

Comían juntos y él siempre la sorprendía con alguna nueva receta que había sacado de uno de los muchos libros de cocinas del mundo que tenía en casa.

También hablaban a menudo por teléfono. Aunque no se contaran nada súper interesante, ella recuerda esas conversaciones banales con mucho cariño.

Un día la llamó su padre, o eso creyó cuando vio “Papá” en la pantalla de su móvil.

Pero no, no era papá quien la llamaba desde su teléfono, era un policía que le comunicaba que su padre había fallecido.

La señora que lo ayudaba a limpiar la casa lo encontró sin vida en la butaca del comedor cuando fue esa mañana y en lugar de llamar a Marta, llamó a la policía.

Marta sintió que se le rompía el alma.

Recuerda esos días como si estuviera aturdida, hablando con el médico forense, tomando decisiones sobre el ataúd, sobre la misa, comunicarlo a familiares y amigos, preparar el discurso que daría en el funeral, sobre si quería entierro o incineración…

Cuando por fin pasó todo y se quedó sola con su dolor, fue a casa de su padre…

El sillón donde había fallecido estaba inservible, había una mancha enorme de líquido reseco en el suelo y salpicaduras en la pared, el olor era nauseabundo y había moscas.

Marta notó que las lágrimas le anegaban los ojos, pero se las secó con un pañuelo, se puso una mascarilla, unos guantes, se arremangó el jersey y empezó a limpiar todo.
Han pasado 9 años y recuerda ese momento con todo detalle…

Se lamenta que en lugar de estar viendo las fotos de los álbumes que su padre se había preocupado de revelar y organizar a lo largo de su vida, ella estaba limpiando los restos que su cuerpo sin vida había expulsado al traspasar.

En LIMPIEZAS AG sabemos lo que conllevan los procesos de duelo y nos entristece conocer historias como las de Marta.

Cuán diferente sería su recuerdo si hubiera encontrando el hogar limpio.

Nosotros nos habríamos ocupado de borrar cualquier rastro de muerte para que ella pudiera ocuparse de lo realmente importante: recordarlo, llorarlo y agradecer el tiempo vivido con él.